martes, 1 de febrero de 2011

El autobús turístico de Madrid sigue igual.

Son las 10.40 de la mañana, una docena de turistas esperan en la parada, se resguardan del frío, consultan la hora y miran al horizonte hasta que al fin avistan el vehículo rojo, de dos alturas e inspiración londinense. El autobús turístico volvió ayer a recorrer las calles de Madrid después de 28 días sin salir de las cocheras. Desde que el pasado 3 de enero venciera el contrato de explotación con la concesionaria Madrid Visión (una unión temporal de empresas formada por Julià Travel y Trapsa, esta última pertenecía a Gerardo Díaz Ferrán) el servicio ha estado suspendido.

La decisión del Ayuntamiento, que aprobó en el pleno del pasado jueves hacerse cargo del servicio de manera "transitoria", permitió que los vehículos regresaran al asfalto de la capital aunque con muy pocos cambios.

A pesar de que el Consistorio anunció que había contratado a una empresa de azafatas para que atendieran a los turistas en diferentes idiomas, las empleadas son las mismas que prestaban el servicio con la anterior adjudicataria, según aseguró ayer una de ellas. Lo mismo ocurre con el sistema de audio, los ocho idiomas en los que está disponible la explicación, las paradas, los horarios (de 10 de la mañana a siete de la tarde), la frecuencia de paso de 20 minutos y los vehículos que continuán sin disponer de un sistema de billetaje electrónico ni de GPS.

Los itinerarios tampoco han cambiado: una ruta por el Madrid histórico y otra por el Madrid moderno que empieza en Neptuno y acaba en la calle de Alcalá, aunque la mayoría de los pasajeros se baje a medio camino, en el estadio Santiago Bernabéu.

Los conductores de la Empresa Municipal de Transportes (EMT) y el personal del Servicio Móvil de Atención al Cliente (SAM) a bordo del bus, son las únicas novedades del servicio. Para adaptarse a su nuevo puesto los conductores han participado en un curso de formación de dos días para "aprender el recorrido de la línea y familiarizarnos con el vehículo" de 11 metros de largo y cuatro de alto. Los que ayer se estrenaban al volante, sin embargo, tampoco apreciaban cambios en el manejo: "La única diferencia con respecto al autobús normal es que el ritmo del turista es diferente al del pasajero habitual, hay que ir más despacio", explicaban.

Los trabajadores municipales insisten en que están de paso, hasta que en el mes de julio, según las previsiones, se adjudique la concesión a una empresa privada por un periodo de 10 años. La empresa City Sightseeing, que gestiona el bus turístico en otras ciudades como Sevilla, Palma de Mallorca, Londres o Nueva York, ya ha anunciado su intención de hacerse con el servicio en Madrid, al igual que el grupo Julià, que tenía el 40% de las participaciones de Madrid Visión.

Con todo, la decisión del Ayuntamiento de aceptar la gestión solo temporalmente ha motivado las críticas del PSOE y de IU que instan al alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón, a asumir la gestión "definitiva" de los autobuses turísticos. "La complejidad del servicio hace aconsejable un nuevo concurso para que, como sucede en la práctica totalidad de las ciudades europeas, sea prestado por una empresa especializada", afirmó el concejal de Seguridad y Movilidad, Pedro Calvo. La oposición opina, por el contrario, que el servicio "sería rentable".

Un informe de la EMT señala que en 2009 un total de 476.531 viajeros tomaron el autobús cuyo billete costaba 17,20 euros por adulto y día, y 21,20 euros para poder utilizarlo dos días. Un total de 30 y 80 céntimos de euro menos que la tarifa actual. Hasta ahora, la ex concesionaria Madrid Visión pagaba al Consistorio un canon de cerca de un millón de euros por prestar el servicio de autobús turístico.

Fuente de Información: El Pais

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